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lunes, 5 de marzo de 2012

No, otra vez, no.

Todavía no me he hecho a la idea, la verdad que jamás lo imaginaba, tantas y tantas noches en la misma mesa, con las mismas cartas... Y ahora ni siquiera está en juego mi apuesta, porque dicen que el juego acabó terminando.
¡Qué lástima! Tendré que olvidar, muy a mi pesar, creo que ya lo sabes. ¿Cuántas veces me prometiste que no me abandonarías? Fueron tantas... Me enseñaste todo de la vida, superar los malos ratos, y pensar que era una simple etapa más, que tú también la has vivido... La etapa continua, y ahora, no estás para reñirme por los besos que no tuve que dar, ni para secarme las lágrimas que no tuve que derramar. Es tan triste recordarlo... Eran los únicos minutos que lograba sonreír, ¿Recuerdas? Como extraño todas esas risas.
Pero dicen, que a veces, los grandes, las mejores personas se nos van, tú sigues por aquí, pero ya me has olvidado.
Atentamente, el sargento que no renunció a su puesto.


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