Olvídame tú primero.

Y conseguí explicarle al corazón que perder no siempre es malo. Y no me creía.
Le hable de ti, y de él, de todos, de los buenos y malos, de los que ríen y los que me lloraron, de los que no supieron nunca como abrirte, y mira que era sencillo, ¿verdad?
Le conté mil historias de amores imposibles, para que no le doliera a la hora de la verdad, y decía que no creía en la fantasía, que solo miraba la realidad. ¡Pobre iluso!
Le expliqué que la vida es cruel y el destino hace lo que quiera hacer, sin nadie que le ponga normas.
Y no me creyó. Decía que un corazón era más fuerte que cualquier oponente, ni tiempo ni distancia, que sus armas eran insuperables. Con recuerdos se defendía y a base de detalles quería atacar.
Y perdió, a pesar de todas las advertencias.
Ahora ven tú, ven que fuiste superior, y le derrotaste, que ganaste esta batalla, ven, y háblale de tu amor, de ese que tan bien explicas y no demuestras.
Ven, y háblale de como se llega un corazón, tú que tanta experiencia has tenido en llegar y marcharte.
Cuéntale como es la realidad, dile, ven y dile que la distancia importa, que el tiempo pasa y desordena.
Ven, tú ven con tu victoria y dile que los recuerdos se acaban perdiendo, como los has perdido tú, ven y dile que los detalles para ti son insignificantes.
Ahora dale a un pequeño corazón las respuesta que jamás escuché yo, y convénceme a mí de olvidarte.