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viernes, 11 de marzo de 2011

Aquello que no te hace entristecer, te da la felicidad completa.


Le preguntaron por el motivo de su felicidad, y sin pensarlo dos veces contestó: Él.
Habiendo ya contestado, el autor de la pregunta le hizo las siguientes cuestiones: ¿Te enfadas con él? ¿Hace cosas que te den rabia? ¿Te sientes impotente en algunas de sus acciones?
Ella, callada, se puso a meditar sobre todas esas preguntas, y encontró mil situaciones en las que se enfadaran, encontró miles de cosas que le daban rabia que hiciera, se sintió impotente en ese justo instante por no poder cambiar esas acciones que él ya había realizado antes, y se dio cuenta que no siempre era Feliz, que él no era el completo motivo de su Felicidad.
Antes de que Ella pudiera decir nada, el autor realizó la siguiente pregunta: ¿Cuándo estás enfadada y sientes esa impotencia, que es lo que más deseas?
Ella, muy confusa reaccionó al instante, cada vez que un enfado se apoderaba de Ella, lo único que quería es que Él estuviera a su lado, y su desaparecer era motivo de aumento de aquel enfado. Al pensarlo bien, se dio cuenta de que lo necesitaba incluso cuando lo odiaba a más no poder, que puede que no fuera el motivo de toda su Felicidad, pero era lo único que no le hacía entristecer más, y a fin de cuentas, aquello que no te hace entristecer, te da la felicidad completa.
El autor de todas aquellas preguntas, antes de que Ella pudiera dar ninguna aclaración, le dijo una última cosa: Puede que no sea el motivo de tu felicidad, pero es el único que consigue sacarte tu sonrisa más sincera, y eso vale mucho más que la más grande de las Felicidades.
Ella, Le quiere.

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