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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Le abracé.
En silencio, sin decir nada.
Su mirada lo dijo todo.
Dudé unos segundos, no sabia el porque estaba él allí, pero solo habia una respuesta.
Me vinieron a la mente todas esas miradas que ya habiamos tenido antes, esas que siempre acababan en un beso.
Supe que esta no acabaría sino como todas las demás.
Lo deseaba.
No queria nada que no fuera uno de aquellos besos.
Me arriesgaba, otra vez.
Cada uno de sus besos era una prueba más, pero aquel solo podia significar una de dos cosas; que estaba dispuesto a todo, que dejaria cualquier cosa por mi, que yo era esa persona con la que compartiria el resto de sus días ...
La otra, era que este sería el final y no quería hacerme daño, solo despedirse.
Sentir sus brazos rodeandome como antes, me hicieron pensar que todo el mal se había acabado, que al fin podriamos estar juntos sin que nadie nos lo impidiera.
Volvió a mirarme, con su peculiar sonrisa, sus ojos brillantes ...
Era tal y como lo recordaba en cada sueño.
Me besó.
Por unos instantes pensé que no era la realidad, que todo lo estaba imaginando como solia hacer cuando tenía algo de tiempo libre.
Su sabor me demostró lo contrario.
Despegó sus labios de los mios, lentamente.
Me volvió a mirar y tan solo pronunció una frase: "¿Recuerdas?, Dijimos para siempre, y será para siempre."
La respuesta al porque estaba él allí, otra vez, era tan solo que me quería, que nunca había dejado de hacerlo, y nunca lo dejará de hacer.




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